La etapa de la adolescencia y juventud representa un periodo crítico para el desarrollo físico, emocional y social. Es también una ventana única para fomentar hábitos alimentarios saludables que perduren a lo largo de la vida. Sin embargo, múltiples factores amenazan la salud nutricional de esta población: el auge de alimentos procesados, la presión estética en redes sociales, el sedentarismo y el aumento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
Ante este panorama, el nutriólogo se posiciona como un profesional clave para intervenir de forma preventiva y educativa desde distintos entornos.
Hábitos alimentarios actuales
Diversos estudios señalan que los adolescentes y jóvenes presentan patrones alimentarios poco equilibrados: alto consumo de bebidas azucaradas, snacks procesados y comidas rápidas, así como bajo consumo de frutas, verduras y fibra.
Estas conductas, sumadas a horarios irregulares y escasa educación alimentaria, incrementan el riesgo de deficiencias nutricionales, sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas desde edades tempranas.
Redes sociales e imagen corporal: influencia poderosa
Las redes sociales representan una influencia constante en la vida de los jóvenes. Si bien pueden ser herramientas educativas, también propagan ideales de belleza poco realistas, retos virales que promueven dietas extremas y mensajes sin base científica. Esto contribuye a la insatisfacción corporal, conductas alimentarias de riesgo y la normalización de los TCA.
El nutriólogo debe estar preparado para identificar estas influencias y orientar a los jóvenes con información clara, empática y actualizada.
Consumo de procesados y mercadotecnia digital
Los productos procesados están diseñados para ser atractivos, convenientes y adictivos. Muchos jóvenes los consumen por practicidad o presión social, sin conocer su impacto en la salud. La publicidad dirigida a este grupo suele presentarlos como parte de un estilo de vida moderno, activo y aspiracional.
La educación nutricional debe incluir herramientas para leer etiquetas, identificar ingredientes perjudiciales y desarrollar pensamiento crítico frente a la publicidad.
Prevención de TCA y enfermedades crónicas: el rol del nutriólogo
La intervención del nutriólogo debe ir más allá de contar calorías. Se trata de promover una relación saludable con la comida, el cuerpo y el entorno. Esto incluye:
- Educación basada en evidencia y libre de juicios.
- Promoción de la alimentación intuitiva y consciente.
- Trabajo multidisciplinario en casos de TCA.
- Acciones comunitarias y escolares que fomenten entornos saludables.
Atender la salud nutricional de adolescentes y jóvenes es invertir en el bienestar del futuro. Como nutriólogos, tenemos la oportunidad de acompañar estos procesos con una mirada integral, empática y preventiva. El reto es grande, pero también lo es nuestro potencial de impacto.